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Una manera de intentar conocer el papel de esta vitamina en estos procesos en el feto es observar si el empleo de drogas antagonistas del ácido fólico se asocia con un incremento en la aparición de las citadas patologías.
Para ello, un grupo de expertos ha publicado en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine un estudio en el que se hizo un seguimiento de mujeres gestantes que consumían distintos fármacos antagonistas del ácido fólico, como el trimetoprim, triamterene, sulfasalazina, fenitoína, fenobarbital, primidona o carbamacepina, todos ellos fármacos empleados en el tratamiento de procesos como la epilepsia o cuadros infecciosos.
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Los fármacos antiepilépticos como el fenobarbital, la fenitoína o la primidona causan con mayor frecuencia labio leporino, mientras que la carbamacepina es productora de malformaciones urinarias, si bien se asociaba a alteraciones del tubo neural y se desconocía como agente causal de dichos defectos en el tracto genitourinario. El empleo de suplementos de ácido fólico no redujo el riesgo de aparición de estas alteraciones, lo que sugiere que se producen por un mecanismo distinto como toxicidad directa en las estructuras que alteran.
El uso de complejos multivitamínicos que contienen ácido fólico reduce el riesgo de aparición de alteraciones congénitas en el feto, pues la administración de antagonistas del ácido fólico, especialmente durante el primer trimestre del embarazo se asocia con una mayor probabilidad de aparición de estos defectos.
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